Los caracoles zapatistas: Redes de resistencia y autonomía

El subcomandante Marcos reconoce con una mezcla de modestia y de entusiasmo que los Caracoles constituyen “una pequeña parte de ese mundo a que aspiramos hecho de muchos mundos. Serán –afirma– como puertas para entrarse a las comunidades y para que las comunidades salgan; como ventanas para vernos dentro y para que veamos fuera; como bocinas para sacar lejos nuestra palabra y para escuchar la del que lejos está. Pero sobre todo para recordarnos que debemos velar y estar pendientes de la cabalidad de los mundos que pueblan el mundo”. Con sus palabras están los hechos.
Las comunidades zapatistas decidieron construir “municipios autónomos” (un objetivo, por cierto, que habían “enarbolado” desde principios de la insurgencia). Las comunidades nombraron a sus autoridades locales y a sus delegados para que cumplieran sus mandatos en los distintos niveles a sabiendas de que si no los cumplían serían revocados. Al mismo tiempo, siguieron impulsando medidas prácticas del “mandar obedeciendo”. También fortalecieron los vínculos de solidaridad especial entre las comunidades locales de distintas etnias. Además, articularon unidades mayores que comprendían varios municipios y que fueron conocidas como los Aguascalientes, hoy sustituidos por los Caracoles.
Ensayo de Pablo González Casanova, que puedes leerlo completo en Clajadep
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